lunes, 19 de abril de 2010

¿Es un guepardo?

© 1996 Stephanie S. Tolan
Reproducido y traducido con permiso de la autora.

Es una época difícil para criar, enseñar o ser un niño sobresaliente. Conforme pasa el tiempo el término “sobresaliente” y la inusual capacidad intelectual que lo acompaña, se van considerando términos cada vez más, políticamente incorrectos. Por lo que se ha empezado a cambiar la terminología y el enfoque en términos educativos.

La superdotación, es una capacidad mental integral y global  que puede ser desestimada, si se es reemplazada por “talentos” fragmentados los cuales las escuelas perciben como menos retadores y en teoría más fáciles de lidiar con ellos. El “talento intelectual” es visto cada vez más como un sinónimo de los logros académicos del niño y por lo tanto limitado a estos, en vez de considerar el desarrollo interno que realmente influye cada aspecto de la vida del niño. 

A un niño que le va bien en la escuela, que obtiene buenas notas, gana premios y “se desempeña” más allá de las normas para su edad, se le considera talentoso. El niño que no lo hace, no importa qué nivel de desarrollo o capacidades intelectuales innatas posea, es menos probable que sea identificado y menos probable que sea atendido.

La metáfora del guepardo puede ayudarnos a ver el problema que se presenta con el pensamiento orientado a logros. El guepardo es el animal más rápido sobre la tierra. Cuando pensamos en guepardos probablemente pensamos primero en velocidad. ¡Es un rayo! ¡Es impresionante! ¡Es único! Y hace que su identificación sea sumamente fácil. Y dado que los guepardos son los únicos animales que pueden correr hasta 120 kilómetros por hora, si cronometras a un animal corriendo a 120km/h, ¡ES UN GUEPARDO!

Pero los guepardos no siempre están corriendo. De hecho, sólo pueden mantener su velocidad máxima por un periodo limitado de tiempo, después del cual necesitan un periodo considerable de reposo.

No es difícil identificar a un guepardo cuando no está corriendo, si sabemos sus características. Su pelaje es dorado con manchas negras, como un leopardo, pero tiene unas marcas únicas como de lágrimas negras bajos sus ojos. Su cabeza es pequeña, su cuerpo es delgado, sus piernas son inusualmente largas – todas características críticas para un corredor. Y el guepardo es el único miembro de la familia de los felinos que no tiene garras retráctiles. Otros felinos retraen sus garras para mantenerlas afiladas, como cuchillos filosos guardados en su funda – las garras del guepardo están diseñadas no para cortar sino para obtener tracción. Es un animal biológicamente diseñado para correr.

Su principal alimento es el antílope, de por sí un corredor prodigioso. El antílope no es grande o pesado, así es que el guepardo no necesita fuerza y músculos para dominarlo, sólo velocidad. En las praderas abiertas de su hábitat natural, el guepardo es capaz de atrapar a un antílope simplemente ganándole la carrera.

Mientras que el diseño del cuerpo del guepardo se deriva naturalmente de su utilidad para cazar, también le genera una poderosa fuerza interna. ¡El guepardo necesita correr!

A pesar del diseño y la necesidad, sin embargo, ciertas condiciones son necesarias si quiere lograr su famosa velocidad máxima de 120 km/hr. 

  • Debe ser adulto. 
  • Debe estar sano, en forma y descansado. 
  • Debe tener mucho espacio para correr. 
  • Además, su mejor motivación para correr es tener hambre y que hayan antílopes que cazar.

Si el guepardo se encuentra confinado a una jaula de 3 x 4mts, aunque pueda caminar o restregarse contra las barras en una constante frustración, no va a correr a 120 km/hr

¿AUN ASÍ ES UN GUEPARDO?

Si al guepardo solo le proveen conejos (que corren a 30 km/hr) para perseguirlos como comida, no va a correr a 110 km/hr mientras caza. Si lo hiciera ¡pasaría como rayo a un lado de sus presas y seguiría hambriento! Aunque podría correr para hacer ejercicio, como entretenimiento, para cumplir con su deseo interno, cuando sólo le dan conejos para comer, a un guepardo,  va correr únicamente a la velocidad del conejo para atraparlo.

¿AUN ASÍ ES UN GUEPARDO?

Si le dan croquetas o comida del zoológico para comer, puede que no corra para nada.

¿AUN ASÍ ES UN GUEPARDO?

Si está enfermo o tiene rotas sus piernas, ni siquiera caminará.

¿AUN ASÍ ES UN GUEPARDO?


Y finalmente, si el guepardo tiene solo seis semanas de vida, todavía no puede correr a 120 km/hr.

¿ES ENTONCES, SOLO, UN GUEPARDO EN “POTENCIA”?

Un sistema escolar que define la superdotación (o talento) como un comportamiento, un logro y/o desempeño, está tan comprometido en su habilidad para reconocer a los estudiantes sobresalientes y darles lo que necesitan, como un zoológico estaría al reconocer y proveer lo que requieren los guepardos solo basados en su velocidad.  Cuando un guepardo corre a 120 km/hr no es particularmente un guepardo “avanzado”. Aunque pueda hacer lo que otros felinos no pueden, es un comportamiento normal para un guepardo.

Para los leones, tigres, leopardos – cualquier otro de los grandes felinos – los atributos biológicos del guepardo pueden parecer deformidades. Lejos de ser un “felino” popular, el guepardo casi para nada parece felino. No es suficientemente pesado para tumbar a una bestia salvaje, sus garras no retráctiles no se mantienen lo suficientemente afiladas para desgarrar la dura piel de las bestias salvajes. Dada la tendencia del guepardo a la actividad, los felinos que pasan la mayor parte del tiempo durmiendo en el sol, pueden etiquetar al guepardo como hiperactivo.

Como los guepardos, los niños sumamente sobresalientes pueden ser fáciles de identificar. Si un niño aprendió griego por sí mismo a los cinco años, lee como si estuviera en secundaria cuando tiene seis años o hace álgebra en segundo de primaria podemos asumir con seguridad que el niño es sumamente sobresaliente. Aunque el mundo vea estas actividades como “logros”, en realidad no es un niño que esta “logrando” algo sino que está operando normalmente de acuerdo con su propio diseño biológico, su capacidad mental innata. A estos niños claramente se les ha dado espacio para “correr” y algo tras lo cual correr. Están en forma y no se le han dañado sus capacidades. No se requiere gran conocimiento sobre las características de los niños sumamente sobresalientes para reconocer a este niño.

Sin embargo las escuelas son para los niños extraordinariamente inteligentes lo que los zoológicos son para los guepardos. Muchas escuelas proveen una jaula de 3 x 4mts, sin darles a las mentes inusuales espacio para correr. Muchos niños sobresalientes se sientan en el salón de clase como los grandes gatos se sientan en sus jaulas, con los ojos apagados y en silencio. Algunos, sin poder resistir el llamado interno, aunque no puedan ejecutarlo, se restriegan contra las barras hasta que se lastiman.

Incluso las escuelas abiertas y adaptadas pueden crear un ambiente tal, como el del guepardo en un zoológico adaptado, se les puede permitir correr moderadamente, pero no hay espacio para que el guepardo en crecimiento desarrolle la musculatura y el impulso necesario para convertirse en un corredor de 110km/hr. Los niños en jaulas o encerrados, no importa que tan inteligentes sean, no van a parecer sobresalientes; manteniendo su mente lejos del ejercicio por mucho tiempo, puede hacer que estos niños nunca logren el nivel de funcionamiento mental para el que fueron diseñados.

Para desarrollar no solo la habilidad física sino también la estrategia para atrapar antílopes en el mundo salvaje, un guepardo debe tener antílopes para perseguir, lugar para correr y un guepardo modelo que les muestre cómo hacerlo. Sin instrucción y práctica probablemente no puedan aprender las habilidades esenciales para sobrevivir.

Un reciente documental sobre los guepardos en el mundo de los leones mostró un hecho curioso sobre la vida en el mundo salvaje. Los leones matan a los cachorros de guepardo. No se los comen, sólo los matan. De hecho, parecen trabajar bastante duro para encontrarlos para poder matarlos (aunque los guepardos de ninguna forma amenazan la continuidad de la supervivencia de los leones). ¿Esto es maldad? ¿Recreación? Nadie sabe. Solo sabemos lo que hacen los leones. Las mamás guepardos deben esconderse en sus madrigueras y hacer un gran esfuerzo para proteger a sus cachorros, yendo y viniendo a su madriguera, bien escondida solo en la profundidad de la noche o cuando los leones se encuentran muy lejos. Los niños sobresalientes y sus familias usualmente se sienten como guepardos en el mundo de los leones.

En algunas escuelas a los niños brillantes se les pide que hagan lo que nunca fueron diseñados para hacer (como pedirle a los guepardos que descuarticen a una bestia salvaje con sus garras) – ¡después de todo los leones pueden hacerlo! -- mientras que los atributos que son aspectos naturales de una capacidad mental inusual – intensidad, pasión, alta energía, independencia, razonamiento moral, curiosidad, humor, intereses inusuales e insistencia en la verdad y en la precisión – son considerados problemas que requieren ser arreglados.

Los niños brillantes pueden sentirse rodeados por leones que se burlan de ellos o los rechazan por sus diferencias, que pueden romperles las piernas o drogarlos para hacer que se muevan más lento, al ritmo del paso de los leones. ¿Sorprende entonces que traten de escapar; que se pongan un disfraz de león para pasar desapercibidos; que luchen contra lo establecido?

Esta metáfora, como cualquier metáfora, eventualmente se derriba. Los niños sobresalientes no tienen marcas en el cuerpo o garras no retractables con las  cuales puedan ser identificados cuando no actúan como se espera. Es más, la habilidad del guepardo para correr a 120km/hr es  solo un rasgo medible. Los niños sumamente sobresalientes son tan diferentes unos de otros que no hay una sola habilidad para buscar y darse cuenta cuando están sobresaliendo: aparte, un gran don de los niños, puede estar fuera de la definición académica de logro y por lo tanto pasar desapercibido. Y cuando esta verdad puede salvar a algunos niños de ser gratuitamente aniquilados por leones matones, también los mantiene escondidos de ser reconocidos por lo que son – niños con diferencias innatas profundas, tan diversas como el amplio rango de diferencias que pueden presentar los guepardos de otros grandes felinos.

Aunque no puedan ser reconocidos al instante, no significa que no haya formas de identificarlos. Significa que se requiere invertir más tiempo y esfuerzo en hacerlo. Los maestros pueden aprender los atributos de la inteligencia inusual y observar de cerca lo suficiente para ver estos atributos en cada niño. Pueden reconocer no solo que los niños sumamente sobresalientes pueden hacer muchas cosas que otros niños no pueden, pero también que hay tareas que otros niños pueden hacer que los niños sobresalientes no pueden.

Cada organismo tiene una fuerza interna que los lleva a cumplir con su diseño biológico. Lo mismo es verdad para niños inusualmente brillantes. Poco a poco se deben ir quitando las barreras, y abriendo las jaulas. La comida del zoológico, tan sencilla y barata como puede ser, debe cambiarse, al menos parte del tiempo, por presas animadas que representen un reto mental.

Más aún, las escuelas deben creer que es importante hacer el esfuerzo, que estos niños no solo tienen las necesidades de todos los otros niños de ser protegidos y cuidados apropiadamente, sino que también tienen tanto DERECHO como otros a tener sus necesidades satisfechas.

La biodiversidad es un principio fundamental en la vida de nuestro planeta. Le permite a la vida adaptarse al cambio. En nuestra cultura los niños sobresalientes, como los guepardos, se encuentran en peligro. Como los guepardos, están aquí por una razón; llenan un nicho particular en la evolución. Los zoológicos, sin importar la limitación que tengan, pueden ser críticos para la continuidad de la supervivencia del guepardo; muchos hacen su mejor esfuerzo para ofrecer a sus cautivos lo que necesitan para eventualmente sobrevivir en el mundo salvaje. Las escuelas pueden hacer lo mismo por sus niños sobresalientes.

A menos que hagamos un compromiso para salvar a estos niños, continuaremos perdiéndolos junto con cualquier beneficio único que su existencia pueda proveer a la especie humana de la cual son parte esencial.

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Me encanta esta metáfora de Stephanie Tolan, espero la disfruten ustedes también.
Un abrazo!
Eva 


2 comentarios:

  1. Que linda ! Me encanto ...
    Una manera muy bonita y clara de explicarlo y lo importante que es que las escuelas se involucren de tal manera que puedan darles ese espacio que necesitan nuestros niños.
    Saludos.

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  2. ¡Excelente nota! ¡Me encantó y es muy precisa! Hay que difundirla por todas partes :)

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