lunes, 3 de septiembre de 2012

Ciencias en casa

No guardo muchos recuerdos de mi infancia, sin embargo los pocos que se han quedado indelebles, cada que retornan, me transportan a esa etapa sencilla y apacible de mi niñez.
Debo haber tenido menos de ocho años, y en esa época la televisión era un lujo y los pocos canales que había transmitían sólo una o dos horas de televisión para niños, por lo tanto las tardes calurosas las pasaba recostada en mi cama ojeando los libros que encontraba en la casa.
Y no había muchos libros, pero los pocos que teníamos eran fabulosos. Mi papá tenía una colección de libros de Readers Digest con historias clásicas, y por su trabajo nos consiguió enciclopedias como la Salvat
o la enciclopedia Colibrí.
No teníamos todos los tomos, pero con los que teníamos me divertí sin saber en ese momento que estaba aprendiendo.
También en esa  época, mi mamá guardaba aún sus libros de la preparatoria, los cuales estaban llenos de garabatos y jeroglíficos inentendibles.
Pero había uno sólo uno de ellos que contenía imágenes divertidas y explicaciones que me abrieron los ojos para entender el mundo en el que vivimos y cómo funcionan los seres vivos.
Era un libro de Biología.
Recuerdo que la cubierta era negra y al centro tenía una mariposa monarca. Y lo que más me gustaba era que dentro de sus páginas se encontraba una rosa que mi papá le había regalado a mi mamá  cuando eran novios y se había conservado disecada dentro de tan voluminoso ejemplar.
Así es que no sólo era un libro entretenido sino también romántico.
Ahí descubrí cómo Mendel había descubierto los principios de la genética, con sus observaciones y experimentos con chicharitos verdes y amarillos (ni siquiera conocía los chicharos amarillos).
También descubrí que no todos veíamos igual, con las pruebas de visión del Dr Shinobu Ishihara

Fue en ese tiempo cuando nació mi amor por la ciencia. Sin embargo fue un romance de lejecitos, puesto que finalmente al momento de elegir mi profesión, no le ví utilidad práctica en mi vida a estos conocimientos, o igual los tenía reprimidos.

Recuerdo que por un tiempo quise ser biologa marina, bueno realmente entrenadora de delfines, para poder trabajar en SeaWorld.
Pero ya aterrizándome en la realidad, era tan quisquillosa, que no podía acercarme a un pescado crudo, ni para cocinarlo, así es que mis pobres delfines se iban a morir de hambre conmigo.
Finalmente estudié Administración de Empresas y luego Finanzas y mi vida era feliz, todo era color de rosa, las ciencias sólo estában en los programas de televisión del fin de semana, hasta que nacieron mis hijos.
Hoy más que nunca, lo que los gringos llaman STEM (Science, Technology, Engineering, and Mathematics) es decir; Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, son lo que mueven al mundo y han contribuido a los grandes descubrimientos, inventos y avances en la historia.
Y con mis hijos descubrí algo que explica perfectamente Neil Degrasse Tyson (uno de mis astrofísicos favoritos… junto a Carl Sagan)
“Todo niño es un científico”
“No puedo pensar en una actividad más humana, que realizar experimientos de ciencia. Piénsa en esto – ¿qué hacen los niños?… Voltean piedras, le arrancan pétalos a una rosa – explarn el medioambiente a través de la experimentación. Eso es lo que como seres humanos hacemos, y lo hacemos a mayor profundidad y mejor que cualquier otra especie con la que nos hemos encontrado en la tierra… Nos inclinamos más por explorar nuestro medio ambiente que disfrutar una poesía cuando somos pequeños – hacemos eso más tarde. Antes de que esto suceda, todo niño es un científico. Así es que cuando pienso en ciencia, pienso en una actividad verdaderamente humana – algo fundamental a nuestro ADN , algo que motiva a la curiosidad”.
Fuente: http://www.brainpickings.org/index.php/2012/05/16/neil-degrasse-tyson-on-science/

Con esto en mente, las ciencias en esta casa no se estudian, se viven, se promueven y se disfrutan. Y por lo tanto, los libros que ocupamos para “descubir” la Física, la Química y la Biología, son libros que como el de Biología de mi mamá (que tristemente ya no supe dónde quedó), no sólo cuentan una historia, sino que con imágenes y palabras invitan a descubrir y comprender el mundo, promueven el pensamiento crítico y el razonamiento y son un deleite al abrirlos, no importa la edad del individuo.
Mañana les compartiré los datos de estos libros.
Saludos!
- Eva









1 comentario:

  1. Gracias por este post, muy inetersante :) ... por sierto, cada vez que veo una prueva de daltonismo me da muchisima gracia, jijijii, porque no veo ningun numero (soy una de las pocas mujeres que lo tiene :P )

    besitos

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